Hace un par de semanas localicé en la revista Profesional de la información el artículo Biblioteconomía y Documentación en España: balance de 40 años de estudios universitarios*. Me pareció interesante leer un estudio sobre el punto de vista de nuestros cátedros sobre la evolución de la carrera. Aquellos que me seguís, sabéis que soy un defensor de la profesión, pero creo en la versatilidad y capacidad de adaptación de las ciencias de la Documentación a cualquier otra especialidad (ver post anterior).
La metodología del trabajo establece que su análisis se compone de las opiniones y valoraciones del profesorado con experiencia en dirección en centros que imparten titulaciones de Biblioteconomía y Documentación. Una vez asimilada la información, se extraen las siguientes conclusiones de estos primeros cuarenta años, a las que he añadido mi punto de vista:
- El profesorado ha tenido que constituir, desarrollar y gestionar las titulaciones y departamentos de manera autodidacta, y a menudo ha derivado en un continuismo y una titulitis.
- Las direcciones departamentales han tenido como principal reto la creación, difusión y sostenibilidad de las titulaciones. La licenciatura se consideró el mayor logro en el mundo académico.
- Tras la configuración de las titulaciones, grupos de investigación, doctorados y departamentos universitarios; el principal reto ha sido la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
- La bibliometría (la aplicación de métodos matemáticos y estadísticos a toda la literatura de carácter científico y a los autores que la producen, con el objetivo de estudiar y analizar la actividad científica) ha sido el principal éxito en el campo de la investigación de la Biblioteconomía y Documentación.
- La principal decepción ha sido el descenso de matriculaciones en los estudios, consecuencia de la falta de visibilidad académica y profesional, así como su estancamiento en los principios configuradores de la especialidad que impidieron ver desde el primer momento el potencial del cambio tecnológico.
- La Biblioteconomía y Documentación ha tenido una estrecha colaboración con la informática, la comunicación y las ciencias historiográficas. Ello implica que los egresados vean como principales salidas profesionales la documentación audiovisual o el ingreso en la Administración Pública. No se ha apostado por áreas candentes como la lingüística computacional, la gestión y administración de empresas, las ingenierías, la sanidad o el derecho, entre otras.
A su vez, también es relevante conocer la valoración del profesorado sobre la situación actual:
- La investigación y el trabajo en bibliotecas es percibida como favorable o muy favorable por la mitad de las respuestas, mientras que la educación o la profesión decae al 25%.
- Las oportunidades educativas en Biblioteconomía y Documentación con mayor consenso se basan en ofrecer una nueva orientación en nuevos contenidos y temáticas, así como centrarse en los posgrados. Otros opinan ofrecer grados de tres años y el cambio de nombre de la titulación.
- Existen tres amenazas destacadas: la pérdida de estudiantes, la falta de conocimiento para transmitir el valor de la disciplina a la sociedad y la redefinición del perfil. Entiendo perfectamente lo difícil que es abordar estos temas y alcanzar un consenso, pero insisto en la necesidad de virar el enfoque del bibliotecario/archivero/documentalista a la empresa privada, sin descartar la opción de la Administración Pública. Seguro que si se hiciera una encuesta sobre perfiles profesionales vinculados al sector público, aparecería bibliotecario y archivero, pero no médico o abogado, eso da que pensar.
- Las prioridades más consensuadas pasan por adaptar los contenidos de los títulos actuales para ajustarlos mejor a las necesidades, apostar por la apertura a proyectos europeos (a nivel de investigación) y asumir el cambio tecnológico. Estoy completamente de acuerdo con dichas prioridades. La Universidad Carlos III de Madrid se atrevió a dar este paso con el Grado en Gestión de la Información y Contenidos Digitales, adelantándose a las demás instituciones. Esperemos que en un breve periodo de tiempo nos muestre si este nuevo enfoque está teniendo éxito.
- Por último, un 40% de los encuestados se plantea la pérdida de la independencia en la disciplina a corto/medio plazo. La Documentación es una ciencia vehicular y transversal, que nos permite especializarnos en cualquier ámbito. No creo que seamos absorbidos por otra ciencia, pero sí debemos crear colaboraciones que permitan formar perfiles profesionales especializados.
Este estudio resalta que el mundo académico tiene la intención de seguir avanzado y que las ciencias de la Documentación evolucionen para una mejor adaptación al mundo profesional actual. No debemos olvidar nuestra esencia, pero sí mirar al futuro. Espero que en breve los autores de la investigación decidan hacer otro estudio encuestando a los profesionales para poder hacer una valoración completa del ayer/hoy/mañana de la Biblioteconomía y Documentación. Si necesitan mi colaboración, aquí estaré. ¡Suerte!
* Adabal, E., Ollé, C. y López-Borrull, A. (2021). Biblioteconomía y Documentación en España: balance de 40 años de estudios universitarios. Profesional de la información, Vol. 30 (N. 2). https://revista.profesionaldelainformacion.com/index.php/EPI/article/view/85574